Estudios radiológicos programados no sirven de mucho para detectar recaída de linfoma agresivo

Rochester, Minnesota Las exploraciones radiológicas después del tratamiento para el linfoma B de células grandes no sirven de mucho para detectar una recaída, descubrió un estudio de Mayo Clinic. Los científicos dicen que una abrumadora mayoría de pacientes con este tipo agresivo de linfoma al momento de la recaída presenta bien sea síntomas o anomalías en el examen físico o en los resultados de los análisis de sangre. Los resultados se presentarán durante la reunión anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica, del 31 de mayo al 4 de junio, en Chicago.

“Los resultados obtenidos en el estudio fueron sorprendentes porque el estándar de la atención médica incluye exploraciones radiológicas para el seguimiento de la enfermedad”, comenta la autora principal del estudio, doctora Carrie Thompson, hematóloga de Mayo Clinic. “Se descubrió que las exploraciones detectan la recaída tan solamente en un puñado de pacientes que no presentan ninguno de los demás síntomas. Considero que el estudio plantea que estamos más cerca de entender cómo optimizar el seguimiento médico de esta población de pacientes”. 

El linfoma B difuso de células grandes es el tipo más común de linfoma no Hodgkin, con casi veinte mil nuevos casos diagnosticados anualmente en Estados Unidos. El linfoma agresivo puede curarse siempre y cuanto se lo trate en las primeras etapas. El cáncer reaparece en 20 a 30 % de los casos, sin que se sepa con certeza cuál es el mejor método para detectar la recaída. En el presente estudio, la doctora Thompson y sus colegas analizaron a pacientes en remisión a fin de identificar la manera de detectar la recaída.  

Los científicos siguieron a 537 pacientes tratados con inmunoquimioterapia basada en la antraciclina e inscritos en el Recurso Epidemiológico Molecular del Programa Especializado de Excelencia en la Investigación (SPORE) de Mayo Clinic y la Universidad de Iowa. De los 109 pacientes que recayeron, 62 % acudió al médico antes de la consulta de seguimiento planificada debido a la reaparición de síntomas, tales como agrandamiento de los nódulos linfáticos, fiebre, sudores nocturnos, dolor o pérdida de peso. Al momento en que se detectó la recaída, 68 % de los paciente presentaba síntomas, 42 % mostraba anomalías en el examen físico y 55 % obtuvo resultados anormales en los análisis de sangre. Las exploraciones de vigilancia realizadas detectaron la recaída en solamente ocho por ciento de los pacientes que todavía no mostraba síntomas.

La doctora Thompson ahora se encuentra interesada en encuestar a pacientes y médicos para evaluar su  actitud y opinión respecto al empleo de las exploraciones durante la fase de remisión. Un trabajo anterior de la doctora planteó que los pacientes sienten mucha ansiedad mientras esperan que llegue el momento de realizarse las exploraciones de seguimiento. 

“A veces, las exploraciones pueden tranquilizar; pero al mismo tiempo, la expectativa de la exploración puede provocar mucha ansiedad”, anota la doctora Thompson. “Estos datos nos permiten saber que las exploraciones detectan la recaída solamente en una minoría de pacientes, de manera que debemos pensar en cómo personalizar la atención de cada uno de estos pacientes, teniendo presente su enfermedad, experiencia y temores. Es preciso realizar más estudios para determinar la mejor manera de ofrecer seguimiento médico”.

Los coautores del estudio, por parte de Mayo Clinic, son Matthew Maurer, el doctor William Macon, el doctor Thomas Habermann, el doctor Thomas Witzig y el doctor James Cerhan. Otros coautores del estudio son el doctor Hervé Ghesquières, del Centro León Bérard de la Universidad de Lyon; y el doctor Brian Link, de la Universidad de Iowa.

El estudio estuvo financiado por el subsidio número P50 CA97274 para el Programa Especializado de Excelencia en Investigación de los Institutos Nacionales de Salud y por el Centro de Mayo Clinic para la Ciencia de Brindar Atención Médica.

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